Si digo quien me quiera que me escriba es toda una declaración de intenciones y es una declaración de amor. La de mis escritores, tantas letras que me llegaron, las historias que me narraron, los personajes que me acompañan, todo lo leído y releído que forma irremediablemente parte de lo que soy, que no puedo dejar de amarles, a ellos a través de mí, de mí a través de ellos si me conozco en ese acto que digo es pura generosidad y transcurre mágico, conquistar tu corazón y transformarte todas las veces para mejor, que es el poder de la comunicación sublimado en el arte cuando lo que recibes es material delicado, sensible, de necesidad, necesario para el alma igual que el aire que respiramos pero menos viciado y contaminado porque el saber te hace libre y te hace fuerte y el miedo se esconde pequeño ante la grandeza y el poder de los hombres que se han, nos hemos escrito a lo largo de toda la historia y compartido desde nuestra condición la realidad. Digo quien me quiera que me escriba y veo a alguien cercano pensando en mí, buscando palabras para sus pensamientos, para sus sentimientos hacia mi persona, ¡con lo que cuesta encontrarlas! Reconocerlas entre tantas, entre el montón de palabras que nos expresan y una vez escogidas darles forma, sentido, atreverse a pronunciarlas, el tono amable para que tengan su efecto, enviarlas y exponerse al hacerlo, mostrarse tal cual, vulnerables, simples mortales… Si digo quien me quiera que me escriba escucho al poeta, al pobre herido de verdad contando, cantando su pena que nunca es triste de verdadera y es efímera y delicada pasa por el corazón y lo rasga de arriba a abajo, hermosas heridas como un abrazo estrecho, potentes como un beso en los labios, como una caricia, a menudo como un bofetón que nos saca del ensimismamiento, nos interpela cuestionándonos y nos lleva desde el cariño absoluto a conocernos mejor. Digo quien me quiera que me escriba y parece que me dictaran, que esto estuviera escrito en alguna parte y solo faltara expresarlo, sacarlo de aquí tal cual me fuera naciendo, brotando y haciendo y deshaciéndome en las letras que soy y escribo mientras las escribí, por eso siempre ando Escribiendo, que es mi estado natural y es aceptarme tal cual, ya sin lucha admitir que tengo algo que contar, más o menos importante, lo que tú quieras pensar, el valor que le des, lo que me quieras si me lees pero tanto más cuando me escribes. Digo quien me quiera que me escriba y venzo a la muerte y en la eternidad mi madre sabe de mí, mis palabras se las lleva el tiempo, la rozan, la envuelven del calor con que la echo de menos, ese mismo fuego que es ella ardiéndome por dentro, las recibe y me vuelven, dice que me lee, que siempre la escriba y que está orgullosa de mí.
¡FELIZ DÍA DEL LIBRO!

… no solo ella está orgullosa de ti, querida Celia, yo presumo todo el rato de mi amiga la escritora que me zarandea y me apacigua con su verso y con su prosa 🙏🏽
A mi también se me llena la boca de tener una amigo tan especial que nos reconoce por dentro y nos ilumina por fuera! Gracias, Fer.
Tu eres quien nos regala la lectura, y no solo el día del libro sino a cada instante.
Y tú eres quien me escribe a mí y yo te lo agradezco tantísimo… Muchos besitos, Concha.