Intuyo mi ser entre dormida y despierta y entre el sueño y la realidad me habito. Recorro agradecida un tiempo, finito y lleno de ganas, presente y pasado sabiendo algo de mí, muy poco, apenas lo justo, lo que voy aprendiendo y consigo recordar de mi memoria de elefante siempre encendida en un papel y a mis letras, escribiendo... Sé que nací en Madrid, crecí en Aravaca, fruto de una potente historia de amor, que fui la quinta y una sorpresa, la querida hermana menor, la segunda hija, el último mono de la casa. Sé una línea en el tiempo, un antes y un después de 1996. Antes poseo una infancia feliz, una adolescencia y primera juventud plenas. Después una ausencia siempre presente, una historia con sus más y sus menos, como todas, madurando ávida de experiencias, feliz a ratos. Estudié dos carreras y no hice carrera de ellas pero un día lucirán en la bio de la carátula de mi libro, o no… El Trabajo Social no lo ejercí. Mi Antropología es la del amor. Y por y para él vivo y pervivo. Tengo un amor como el mar azul. Y dos que son cuatro manitas aladas acunando mi alma ligera. Mis hijos, sus cuatro ojitos azules que no puedo ni quiero dejar de ver. Ojalá haya superado una enfermedad. Tengo una buena estrella de siete puntas y el o11ce, como la suerte, amable me persigue. Me muevo en Pilates y a través doy y recibo salud. Quiero un reloj de cristal, frágil, de arena blanca… He tenido muchos árboles y a mis muchos árboles otros vendrán. Como tú, si te quedaras.