Reivindicar la Pletórica era reivindicar la alegría sin necesidad de hacerlo expreso porque para eso vino a mí, ella vino a mí y era solo dejarse estar, devenir el curso de los días, como por el río fluir sin oponer resistencia y aguardarla paciente, en esa dulce espera que es la fe ciega, la confianza plena, el convencimiento y la total seguridad en lo que ha de ser y se ha dispuesto para ti. Y ser alegres más que un estado como condición, procurarnos el corazón contento, amanecer con ilusión y cada noche al acostarnos llenas de esperanza confiar en la vida…
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Ternura
La Pletórica
Mi elefante es grande ande o no ande, es azul como el amor y es gris, mi color favorito, y a veces de colores como los de la India, como Elmer o el que pinté en el patio aquella vez y ahí sigue vigilando mi suerte, protegiendo mi casa, ocupando nuestro espacio sin invadirlo… (…)
De la serie sueño y ternura
Soñar la ternura. Si se pudiera, ensayarla… Un deseo, un sentimiento potente, una sola emoción que te embargara y te dominara entero y de la cabeza a los pies. (…)
En el Clínico
Sale de la habitación y deja la puerta entreabierta. No es un acto reflejo, casi nada lo es, todo gesto esconde una intención. Es la certeza inconsciente de que no va a poder irse del hospital, no hoy, que no va a ser capaz de vencer lo que la retiene allí, a los pies de esa cama día tras día, el tiempo preso de valor y belleza del que dispone y si se lo dedica… (…)