Deviniendo. Voy mejorando… Consigo empezar a ponerme nerviosa la mañana del día de la mamografía y ni siquiera mucho. Va poco a poco en aumento, incrementándose cuando subo al coche de camino y según me voy acercando al hospital y aún crece cuando aparco el coche, entro y me dirijo a la sala de espera de rayos, alcanzando niveles exhorbitantes cuando es mi turno. En la cabina en que me desvisto se para el tiempo y accedo a otra dimensión, un plano metafísico, entre dos mundos. Del lado de acá dejo la vida, todo lo que me importa, es el plano existencial. Del de allá es propiamente el hospital, el ingreso a la enfermedad y los enfermos, algo como la finitud, pura ficción. Y entre medias la frontera, un no lugar, el limbo donde se decide la suerte, la expresión del azar, el número 11, mi buena estrella, lo divino si crees…
(…)
Ganas
Flores marchitas
Cada ausencia horaria
Si me faltaste
Igual las flores marchitas
Consumido su tiempo,
Breve luz, extensa herida
Ahondar en la grieta,
Espesura del bosque
Vuelvo siempre a la raíz
Nido de la ternura
De donde emana el afecto
Crepitar de la emoción
Al invento del fuego
Y abrasarme de ganas…
(…)
Al decir de mí
De poesía que intuyo
Saberte cierto
Avanzo, llego hasta ti
De antes de lejos del dolor
Traigo las tres heridas…
Eres vasto espacio
Aguas más cristalinas
Soberbio en tu desnudez
Me despojes la ropa
Vestido gris tejido
A manos de la memoria
Y ni de plata ni luna
Solo encendida la carne
Para alumbrar
Provocar este insomnio…
(…)
Doy mis poemas
Doy mis poemas
A quien le sirvan
Le hagan bien
Cuantos escribí para él,
Despojarle de mi afecto
Mi suave voz
Grave a veces
Cálida en las madrugadas
Encendida de deseo
A su oreja anunciarme…
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De la serie lenguaje y ganas
Habría selección sexual y no sería por el lenguaje sin embargo a mí me llegarías por la voz, la primera vez que te escuchara directamente dirigirte a mí si tuvieras algo que decirme y no solo eso, que fuera importante, valioso. Sin estar todo ganado me entrarías, se orientarían tus pasos, empezaría el camino juntos. Y el sonido…
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De abrazar la incertidumbre
Lo que fue perder lo único incondicional, lo que hubo de cal y hubo de arena sin llegar a entender cuál mejor, en mi salud y en mi enfermedad, lo que llegó a mi vida o se marchó, lo que dejé correr, si alguna oportunidad se me escapó, entre la quietud y el tiempo fluyendo a distinta intensidad, cadencia, transcurrir obvio, deslizarse sutil, agitado o turbio, el viento a la cara o a favor, en la paradoja y la ambigüedad, la realidad que me afirma y me niega, lo que me pasó y pudo haberme pasado, sucediera, lo eventual, lo que hubiera de venir, acontecerá seguro, estuviera escrito o no en el destino y si se pudiera escribir fuera de mi puño y letra, en negro o azul, un poco en cursiva, solo legible con intención de quien quisiera dejarse los ojos para mirarme y me descubriera a través, verdadera como mis palabras brotando, surgiendo, emanando de donde nacen según si son flores…
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Once más once del once más uno.
Suenan los niños que cantan y el corazón lo sabe porque su voz está instalada en un lugar de tu memoria al que se accede como desde un olor, lleva directa y ya puedes contemplarte entonces, en un momento justo que es como la infancia aunque seas mayor y suena así, a vocecita pueril entre tierna y pedante porque es machacona pero son huérfanos, crees o te imaginas, y es el espíritu navideño que aflora y no tiene que ver con el dinero sino son las ganas, la ilusión de que tú, alguien de tu entorno, lo más probable esos que después descorchan el champán en el telediario y brindan en vivo y en directo y de nuevo te caen entre bien y mal, tengan ya la vida resuelta, o no. A ti te toca hacer inventario, a través de esa cantinela revivir lo que te fue dado, lo que conseguiste, lo que te queda por lograr…
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Murphy
Tenía que pasarle, vaya, tenía que pasarnos y su nombre estaba elegido de mucho atrás porque sería de ley, de leyes, y solo vendría a cumplirse.
1. LA LEY DE MURPHY. Por la cual no es que si algo malo puede ocurrir vaya a pasar, no es en esa negativa acepción sino en la de Interestelar que si algo tiene que suceder sucederá. Alude al tiempo, su transcurrir a veces lento cuando se espera, a la paciencia difícil siempre, más en los niños, ejemplar Celia aguardando madura, preparando el corazón como al Amor, haciendo el nido para acunarlo, guardarlo dentro, cuidar su ser, alimentarlo y verlo crecer. A su cachorro un pedazo de su tierno corazón…
Ya tiene nombre
Muerdo suave tu oreja
y el mordisco es tibio
entre mis labios dulce.
Sube del cuello un aroma
me inunda por la nariz
esencia de duende
que lo envuelve todo.
Como si emanara de mí
te llevara por dentro y…
Contra mi miedo tus ganas
desnudando este cuerpo
dolido, de poco pasado,
desecho en ti, banal, el ego…
(…)