Sonaba mi cuerpo como un instrumento más, como de música mi cuerpo afinado, tocado por una banda de jazz, bendecido por la gracia de la Música y a través de las cuerdas de una guitarra como si las cuerdas fuera yo, de madera parte de mí y los dedos del músico haciéndome sonar, armoniosa, respirando el aire de otros labios, llorando hacia dentro y dulce hacia fuera como el clarinete… (…)
Música
¡Baila!
Y fue precioso, como cuando se pone el alma… Y brillaba mi niña, inocente y buena, entregada… Y sonaba la música, fluía liviana y alegre como el agua del río que transcurre serena… Y el tiempo era otro y pasaba o no y venía y se iba y era antes y después, como nosotros… (…)